Alfredo el Grande
Fue rey de Wessex (871-899) y posiblemente el más importante de todos los que hubo en este reino anglosajón y quien dio el primer gran paso hacia la creación de Inglaterra.
Ascendió al trono en una situación delicada, al morir su hermano y monarca, Etelredo, contra los daneses en abril de 871. Alfredo tenía 22 años. Tras su coronación acordó con los vikingos una tregua de 5 años, en la que se ocupó de crear un sistema de fortificaciones llamados Burhs (tercera imagen) que en la guerra se revelaron como un gran acierto. También experimentó después de la guerra con dos tipos de naves militares para su flota, específicamente con los barcos daneses y frigios, y comandados por frigios del continente y que rondaba la decena de barcos que actuaron en varias escaramuzas.
En 876 se desató la guerra y Guthrum, del cual ya hice post anteayer, invadió Wessex, aunque con menos fuerza que en oleadas anteriores gracias a la red defensiva de Burhs. Guthrum tomó la fortaleza de Wareham sin previo aviso y Alfredo, que se encontraba allí tuvo que huir a las marismas de Somerset, donde se refugió y planeó el contraataque. Dos años pasaron hasta que hubo una batalla decisiva, en Edington, en la que los sajones acabaron victoriosos y establecieron una paz con Danelaw a cambio, entre otras cosas, del bautismo de los principales caudillos del ejército vikingo. Sin embargo, una rebelión de los daneses de Estanglia en 885 obligaron a Alfredo a tomar las armas y así de paso expandir su menguado reino un poco hacia Danelaw. Tras unos años de paz, en 892 estalla nuevamente la guerra entre bandas danesas y Wessex y en varias escaramuzas y batallas menores los vikingos son neutralizados, pero todavía quedaban ejércitos enemigos y Alfredo no logró someterlos hasta 897. Tras esto, no tuvo mayores problemas externos durante su reinado, pues apenas duró años años más.
En cuanto a las relaciones externas, tuvo relación con Irlanda, Francia y la ciudad de Roma, debido a sus viajes religiosos. Incluso tuvo contactos con Jerusalén y envió una embajada a la India. Recibió también el apoyo, a veces sometimiento voluntario, de reinos galeses temerosos de los daneses. Gracias a él se escribió la Crónica Anglosajona, se renovó el código legal del reino y se hicieron diversas reformas en todos los ámbitos.
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