CONQUISTA ROMANA DE BRITANIA
LA EXPEDICIÓN

Antes de mandar su ejército a una isla prácticamente desconocida, César mandó a un tribuno llamado Cayo Voluseno a explorar lo máximo con una pequeña fuerza. Voluseno no pasó de la región controlada por los cantiacii por miedo a un ataque sorpresa. La región mencionada es Kent, cuyo nombre proviene de Cantium, en latín, llamando cantiaci a sus pobladores. Los aficionados a la serie Britania de HBO, reconocerán esta tribu como "cantii", que es otro nombre que se le da a esta tribu.
Con la vuelta de Voluseno a la Galia, César obtuvo valiosa información y muchas tribus enviaron embajadores al líder romano aceptando su sumisión a Roma. Aún así, muchas tribus seguían siendo hostiles a César, incluso las que habían aceptado a Roma como su dueño no eran precisamente fiables. Las tribus más hostiles a Roma enviaron peticiones de ayuda a sus aliados galos, pero estos tan desgastados estaban que ni pudieron evitar la invasión de César. El general romano sabía que aunque bastantes tribus se habían sometido a él en Britania sin pisar el suelo de la isla, pero que había muchas más que todavía eran enemigas. Y con ese propósito mandó a su aliado, Como, rey de los atrebates a negociar con los reinos vecinos y atraerles a la causa romana. El carisma y la inteligencia de Como y César surgió efecto y muchas tribus se unieron al bando romano, pero todavía insuficientes como para avanzar tranquilamente por el sur, donde más aliados tenía.
Los romanos reunieron una flota de 80 navíos de transporte para las tropas más un desconocido número de barcos de guerra. Las dos legiones (Legión VII y Legión X) embarcaron en territorio mórino, una tribu que habitaba en la parte norte de Galia y que más cerca se hallaba de Britania. A estos 80 barcos de transporte se les unieron otros 18 procedentes de Ambleteuse, también en territorio mórino,para transportar a la caballería. Antes de partir, César dejó a Sulpicio Rufo en el Puerto con una pequeña guarnición. César se embarcó con la infantería, que sin perder tiempo avanzó hacia la isla, y la caballería que se uniría en cuanto estuviera lista.
Mapa que muestra las mayores tribus que habitaban la isla antes de la llegada de los romanos.
EL PRIMER DESEMBARCO.
César y la infantería se dirigieron a desembarcar a una playa de Dubris (Dover) que había sido recomendada por Voluseno. Sin embargo, cuando llegaron vieron que miles de britanos los esperaban en la playa ocupando los riscos , desde donde podrían acribillar con lanzas y proyectiles y aniquilar al ejército rápida y fácilmente. César dio la orden de mantenerse en el lugar esperando a que los nativos se cansaran de esperar. Finalmente César convocó un consejo de guerra al que acudieron los oficiales de más alto rango y allí decidieron atacar. Sin embargo, a los legionarios no les apetecía precisamente desembarcar en una playa repleta de enemigos y teniendo que bajar de los navíos cuando el agua todavía les llegaba al pecho, porque los barcos eran demasiado grandes y no podían maniobrar eficazmente.
En este momento es cuando aparece un valiente aquilifer, de la X legión, que saltó al agua e instó a sus compañeros a seguirle, o de otro modo, perderían el águila de la legión, que tanto valor tenía en un ejército. (si una legión perdía su águila, ésta era deshonrada y condenada a una damnatio memoriae, es decir, una condena a la memoria, en la que se borraba todo lo relacionado a la legión). Para facilitar el desembarco, César ordenó a las catapultas disparar la masa de britanos de la orilla, por lo que éstos se replegaron más a la orilla. Los avergonzados legionarios siguieron al aquilifer y consiguieron derrotar a los britanos, que huyeron tierra adentro.
Los invasores construyeron un campamento cerca de la playa y allí fue donde recibieron a su aliado Comió, que había sido apresado por apoyar a los romanos. Los embajadores britanos decidieron escuchar las condiciones del general romano para la paz. César les exigía el cese de los ataques, rehenes y la disolución del ejército, alegando que estaban en inferioridad numérica. Claro está que los britanos fácilmente podrían haber reclutado otro ejército del mismo número en cuestión de pocos días. Los embajadores apunto estaban de aceptar (algo bastante extraño y seguramente no cierto) pero cambiaron de opinión al conocer la noticia de la tormenta que había destruido una pequeña parte de la flota de la caballería y había empujado a lo restante hacia la Galia.
LA OFENSIVA BRITANA, EL REGRESO A LA GALIA Y EL SEGUNDO DESEMBARCO.
Al conocer la situación de César, los britanos no sólo rechazaron la paz, sino que emboscaron unidades de reconocimiento del terreno o búsqueda de provisiones y asediaron en campamento de César. Los romanos tenían una amplia superioridad militar contra los britanos, y los romanos tenían experiencia en defensa de fuertes, por lo que los nativos fueron rechazados las veces que intentaron tomar el fuerte. La última derrota britana fue especialmente dura, que no sólo las legiones habían conseguido, sino que la caballería aliada de Comió, formada por apenas 30 jinetes, (rey atrebate y aliado romano), que consiguió entre tribus proromanas, aplastaron a los britanos que huían.
César se sentía lo suficientemente fuerte como para proseguir la lucha, pero se acercaba el invierno y no se quería arriesgar a quedarse aislado en la isla y poder recibir ataques en cualquier momento. Por este motivo, reunió a sus tropas y volvieron a la Galia, no sin antes exigir rehenes. Aunque sólo dos tribus enviaron los rehenes exigidos por el procónsul romano, esto no importó demasiado a los romanos ya que preparaban una segunda invasión para el siguiente año (54 a. C)
César decidió tomarse en serio la expedición a la isla y por ello, el año siguiente reunió una fuerza superior a la del primer año. Llevó tres legiones más, sumando 5 en total (35.000). También aumentó el número de caballería (2.000) y el número de barcos tanto de transporte como de guerra (800). Con este más que considerable ejército, César partió hacia Britania. En la costa gala dejó a su legado Tito Labieno con dos legiones y otros 2.000 jinetes. La flota zarpó por la noche y por este motivo, al amanecer los romanos descubrieron que se habían desviado de su objetivo. Al mediodía llegó a la isla, sin encontrar nativos, y ordenó a sus tropas construir el campamento.
César y su ejército, después de construir el campamento, avanzaron kilómetros tierra adentro y al de no mucho, en un cruce de un río, se encontraron con un ejército de britanos desplegado y listo para el combate. Al frente se hallaban los carros y la caballería nativa, que atacó instantáneamente a los romanos. La caballería romana superó a la britana y la hizo huir hacia el bosque, donde tenían un fuerte. Los legionarios de la legión VII consiguieron asaltar el fuerte, haciendo huir y dispersarse al ejército britanos y después se retiraron junto al resto del ejército hacia el campamento. Para desgracia de César, otra tormenta destruyó las naves amarradas en la costa (unas 40) y por este motivo el general romano ordenó a todo su ejército trasladarse hacia la costa y arreglar las naves.
Al volver el día siguiente al río, César se volvió a encontrar con un ejército britano, pero esta vez liderado por el rey catuvellauno Casivellauno. Este rey, a pesar de haber guerreado contra muchas de sus tribus vecinas y haber derrocado al rey de la tribu de los trinovantes, fue elegido líder del ejército por la coalición britana. Como sucedió la anterior vez, los carros y jinetes britanos atacaron a los romanos, pero esta vez consiguieron poner en fuga a la caballería romana. Cuando los romanos se hallaban ocupados en la construcción del campamento los britanos atacaron por sorpresa, pero la rápida actuación de César y su orden de envío de dos cohortes en auxilio, salvaron muchas seguras bajas. Tras varios movimientos durante la batalla al siguiente día, el líder britano asumió que no podía contra Roma en una batalla campal y decidió emprender una guerra de guerrilla con sus más de 4.000 carros de guerra y disolviendo lo restante de su ejército.
A pesar de los intentos de las tribus por evitar que el ejército romano cruzara el río, los romanos lo cruzaron y siguieron adentrándose en terreno nativo. Viendo el avance de César y su ejército, una de las tribus más poderosas de la región, los trinovantes, enviaron una embajada a los romanos prometiendoles rehenes, protección y suministro. El rey trinovante Mandubracio, derrocado por Casivellauno, se alió con Roma y después de la victoria de César se le devolvió su trono. A cambio, los trinovantes le suministró de alimentos y rehenes, tal y como hicieron los icenos, segoncíacos, ancalites, bíbrocos y los casos. También le información de la ubicación de una ciudad fortificada en posesión de los nativos hostiles.
César puso bajo asedio esta base y Casivellauno, por su parte, llamó a los cuatro reyes cantiacos (cantii) y les pidió apoyo. Casivellauno confiaba en que sus aliados atacaran a los romanos que asediaba y los derrotaron. Pero las cosas no salieron así y los romanos no sólo se defendieron exitosamente sino también sino que derrotaron claramente a sus atacantes, dejando otra vez sólo a Casivellauno. El rey catuvellauno se vio obligado a pedir la paz, algo que en absoluto molestaba a César, que tenía problemas con los galos. Entre las condiciones de paz, se encontraban la prohibición de atacar a Mandubracio o a su tribu. A su vez, los romanos firmaron una alianza con los trinovantes, y se aseguraron tener un apoyo para la siguiente invasión, como lo era tener un estado-clientelar.
César no dejó ni un solo legionario como guarnición en la isla. Y aunque era uno de sus planes para el futuro su asesinato impidió una siguiente invasión, que no ocurriría hasta un siglo después.
Mapa de las campañas de César en Britania.
LOS INTENTOS DE INVASIÓN DEL IMPERIO Y LOS PREPARATIVOS PARA LA DEFINITIVA.
Después de las invasiones de César, que de poco sirvieron más que para reconocer la zona, Roma siguió manteniendo contacto con Britania. Alguna de las tribus seguía pagando tributo y rehenes y muchos comerciantes latinos o de territorio romano comenzaron a vender o intercambiar sus productos allí. El que en el futuro sería el primer emperador de Roma, Augusto (en ese momento Octavio u Octaviano) , planeó hasta tres veces la conquista, pero no pudo iniciar ninguna. La primera fue planificada para el año 34 a. C pero fue finalmente abortada por una revuelta. La segunda fue planificada para el 27 a. C y fue abortada por el mismo motivo de la anterior. La última ocasión en la que Octavio planeó la invasión fue en el año 25 a. C y esta vez no se llevó a cabo por una supuesta sumisión de las tribus britanas con el fin de evitar la guerra. Según la “res gestae divi Augusti” dos reyes britanos fueron a Roma y suplicaron que evitara la guerra, y (según Estrabón) a cambio, Britania pago más tributos de los que podría haberle supuesto en total si la isla hubiese sido conquistada. Algo que seguramente no fuera cierto, ya que las tribus no eran precisamente ricas y, aunque lo fueran, no se lo darían al primer invasor que se acercará (y no habrían tenido presupuesto para luchar tantos años como lo hicieron después).
Estos reyes fueron Dumnovellauno y Tincomaro. El primero era rey de una tribu de la que desconocemos el nombre (por lo que podría ser una invención posterior), y el segundo era rey de los atrebates, tribu que ya tuvo su importancia con César, y la tendría con Claudio.
En el 40 de nuestra era, el emperador Calígula atacó de la manera más extraña la isla,por eso no es considerada del todo una invasión. El emperador ordenó a sus tropas apuñalar el agua y después recogieran como botín conchas en la playa.
Después de estas fallidas invasiones y otro cambio más en el trono imperial romano, Claudio, el año 43 d. C necesitaba una conquista o cualquier logro militar para fortalecer su recién conseguido poder. Una de las razones oficiales de la conquista fue la obligación de devolver el trono al rey atrebate Verica. Verica fue un aliado leal a Roma, y por ese motivo lo desterraron sus compatriotas que estaban en contra de la anexión al imperio. Los romanos consideraban que era una obligación devolver lo que era suyo a uno de sus aliados.
Claudio reunió unos 45.000 efectivos. El ejército estaba compuesto por 20.000 legionarios pertenecientes a cuatro legiones (II Augusta, IX Hispana, XIV Gemina, XX Valeria Victrix), 40 cohortes auxiliares, de las cuales unas pocas serían de caballería y la gran mayoría de infantería, y 5.000 jinetes. Al mando de este imponente contingente se hallaba el general Aulo Plaucio. Y como curiosidad, en la II Augusta, durante la invasión la mandaba el futuro emperador Vespasiano.
INVASIÓN.
Plaucio y su ejército desembarcaron en Rutupiae (costa de Kent). Los catuvellaunos, a pesar de haberse rendido ante César, seguía siendo hostil y seguramente Plaucio estaría al tanto de que los hijos del rey catuvellauno Cunobelino, Carataco y Togodumno. Los hermanos consiguieron unir guerreros de muchas tribus y reunieron un ejército de 100.000 guerreros. Este imponente ejército esperaba a los romanos en el río Medway. Esta batalla duró dos días, en los que los romanos intentaban cruzar el río para llegar a las fortificaciones britanas pero acababan retirándose por la incesante lluvia de proyectiles que imposibilitan cumplir su objetivo. Tras varios intentos, los romanos desistieron y empezaron a atacar con la artillería desde la distancia. Al siguiente día, Plaucio y su Estado Mayor decidieron mandar a sus tropas bátavas, casi tropas anfibias, cruzar el río por la izquierda del ejército defensor y atacarlo desde el flanco. Horas después, tras ver el éxito,a la IX Hispana se le ordenó hacer lo mismo. Los britanos, atacados desde dos lugares, no pudieron con la ofensiva romana y acabaron huyendo, dejando miles de compañeros muertos.
Ese mismo año, Togodumno comandaba una columna de 10.000 guerreros y fueron derrotados y su líder asesinado por tropas romanas escondidas entre los bosques. Los invasores continuaron su paso hacia la capital catuvellauna, Camuloduno o Camulodunun a su vez persiguiendo y debilitando al ejército restante de Carataco. Al llegar al Támesis, Plaucio se detuvo y esperó los refuerzos y la llegada del mismísimo emperador. Claudio llegó con tropas de refuerzo entre las que se hallaban elefantes (más para asustar que para usar) y varias cohortes de pretorianos. Se sabe que los pretorianos combatieron ese año en Britania y no lo hicieron mal, sino todo lo contrario.
La columna llegó finalmente a Camuloduno, capital catuvellauna, con Claudio al frente. La ciudad se rindió y el emperador edificio un gran templo y una estatua en su honor. El 44, Vespasiano recibió la orden de atacar todos los fuertes y ciudades que encontrase. Atacó y sometió más de veinte oppida, fortificaciones muy usadas por los britanos que se erigían en lo alto de una colina y estaba defendido por varios terraplenes y torres defensivas) en la zona de los durotriges y dumnones. La idea era apoderarse de las minas de metal que se producían en la zona y llevarlas a Roma como parte del botín de guerra, además de los esclavos y demás botín de saqueos y batallas.
Ese mismo año la IX legión Hispana fue mandada al norte a combatir en la zona de los coritani. Los romanos tomaron la capital, Ratae, y se asentaron allí. El año siguiente (45 d. C) , la legión fue movilizada y atacó la zona de Lincoln,donde posteriormente crearían la ciudad de Lindum. Los coritani no eran un pueblo unificado, sino que el territorio estaba dirigido por reyes y caudillos menores. Ese mismo año, el rey más poderoso de la tribu, Volisios se refugió en territorio de sus vecinos parisii. A finales del 47 d. C, Plaucio fue sustituido como gobernador (y por lo tanto, general de todas las tropas de la provincia) por un veterano general llamado Publio Ostorio Escápula. Escápula inició una campaña contra las tribus del actual Gales, habitada por los Siluros, Ordovicos, Deceanglos y demetas. Los tres primeros causaron muchas bajas en el bando romano en una larga y costosa guerra. Los nativos se escondían entre las montañas y atacaban a los romanos mientras pasaban por los valles, cansados y sin víveres.
Carataco, el hermano de Togodumno y hijo del antiguo rey catuvellauno, había huido después de la toma de Camuloduno por parte del romanos hacia territorio de la coalición creada por Ordovicos, Siluros y Deceanglos para continuar su guerra contra Roma. La influencia de Carataco y su inteligencia militar supuso varias derrotas al imperio, que perdía efectivos en la isla y los refuerzos tardaban meses en llegar. Carataco comenzó una guerra de guerrillas contra los legionarios de Escápula y este no pudo combatir frente a su ejército completo hasta el 51,cuando lo atrapó en el fuerte celta de Caer Caradoc. Los pocos más de 20.000 romanos que componían las IX Hispana y X Valeria Victrix más auxiliares atacaron el fuerte erigido en lo alto de la colina y atacaron a los britanos, en su mayoría ordovicos. Los britanos acabaron masacrados y los romanos tan sólo tuvieron unas 1.200 bajas.
Tras la batalla, los romanos esclavizaron a millares de britanos y entre ellos se hallaba la familia del líder britano Carataco. Éste logró huir hacia territorio de los brigantes. Esta tribu se había rendido antes Claudio al tomar Camulodunun, pero varias revueltas hicieron que Escápula detuviera momentáneamente la guerra contra las tribus galesas para aplastar a los rebeldes. La llegada de Carataco a su tierra supuso un reto para los brigantes, ya que hasta el momento no habían participado en la guerra (salvo las revueltas no oficiales) y no habían elegido bando. Finalmente, la reina Cartimandua entregó al líder britano a los romanos como esclavo a cambio de ser declarada como amiga de Roma. Carataco fue enviado a Roma para exhibirse en el triunfo del emperador, quien dio el sobrenombre “británico “a su hijo menor por esta conquista. Lo que pasó no fue lo habitual: Carataco en vez de escupir, insultar o decir cualquier cosa sobre Roma pronunció esto, “Cómo pueden ellos, teniendo tales posesiones, ambicionar nuestras pobres cabañas?”. Esto sorprendió tan gratamente a Claudio, que en vez de matarlo, le liberó y le dejó vivir junto a su familia en una villa en una isla.
Busto del emperador Claudio.
En el 52 d. C, Escápula, tras haber sido ovacionado tras su victoria sobre las fuerzas britanas en Caer Caradoc el año anterior, fue sustituido en el gobierno por Didio Galo. Cartimandua se separó de su marido Venutius, fiel a la causa antirromana, y éste se rebeló contra Roma y Cartimandua. Galo se encaminó hacia las tierras brigantes y comenzó a construir fuertes al sur de Brigantia. Venutius se atrincheró en la fortaleza de Stanwick, la mayor y mejor defendida fortaleza de los brigantes. Allí continuó hasta su derrota en el 56 por la IX Hispana comandada por el pretor Cesio Nasica. Antes de su derrota, los siluros y ordovicos, aprovechando la situación en Brigantia se rebelaron otra vez. Galo actuó contra estas tribus pero sin adentrarse demasiado en su territorio por órdenes expresas del emperador, que no quería una guerra como la anterior que desgastada tanto a su ejército. Las tribus galesas no sólo contaban con sus tropas, sino de tribus aliadas o grupos de guerreros exiliados o huidos de sus territorios buscando lugares en los que todavía se continuase la guerra y también contaban con los druidas. Los druidas habitaban en la cercana isla de Anglesey, que aunque poco se ha encontrado de esto, los romanos afirmaban que esa era la base de los druidas de Britania y que se refugiaban en una gran fortaleza.
Durante el gobierno de Galo murió Claudio, el impulsor de la conquista, y subió al trono Nerón Claudio César Augusto Germánico, más conocido como Nerón. Nerón sustituyó a Didio Galo por Quinto Veranio como gobernador de la isla. Veranio era un hombre que había ejercido anteriormente como gobernador en varias provincias de Asia y con una política militar diferente a la de su antecesor en el gobierno de Britania. Veranio pasó sus cinco años de gobierno atacando a las levantiscas tribus galesas y aumentando las fronteras de la provincia. Incluso, en su testamento dijo que si hubiera tenido el poder tan sólo dos años más, habría conquistado la isla entera. Su sucesor fue un general veterano, que había aplastado una revuelta en Mauritania el 41 d. C,llamado Cayo Suetonio Paulino.
Suetonio continuó con la política expansionista de Veranio y se encargó de someter otra vez las tribus galesas, con éxito.
REBELIÓN DE BOADICEA
El año 60 d. C, Suetonio estaba en plena conquista de la isla de Mona (Anglesey) con una legión. Esta isla era la base de los druidas de Britania y el ejército romano consiguió asaltar la fortaleza y destruir los bosques sagrados. Precisamente cuando Suetonio celebraba la victoria, le llegaron noticias de un levantamiento iceno. Cayó Deciano , un procurador romano, había humillado públicamente a Boudica o Boadicea, reina de los icenos, al flagelarla y dejar que los soldados violaran a sus hijas. Todo empezó cuando el marido de Boudica, Prasutagus, murió y dejó en herencia “compartida” su reino al emperador y a sus hijas. Como Roma no aceptaba que una mujer tuviera tanto poder (aunque habrían hecho lo mismo si los hijos fueran varones, con tal de no perder el territorio), Deciano envío una patrulla a la vivienda de la reina.
Muchas tribus que seguían combatiendo a Roma e incluso muchas todavía indecisas, se unieron al bando iceno contra los romanos, con el objetivo de expulsarlos de la isla. Con unos 100.000 acompañantes (de los cuales la mitad serían combatientes), se dirigieron hacia Camulodunun y tras varios días de combate, se hicieron con la ciudad y arrasaron el templo de Claudio. Algunos supervivientes avisaron a Londinium de que la rebelión había tomado la ciudad y Deciano, temeroso de lo que le pudiera ocurrir envío tan sólo 200 legionarios para auxiliar Camulodunun y él huyó a la Galia.
La IX Hispana, que estaba estacionada en el norte de la provincia, de desplazó rápidamente hacia Londinium, pero por una calzada que transcurría por un bosque la legión fue emboscada y se retiró. Tan debilitada quedó después de esta derrota que no pudo combatir más en la rebelión. Londinium era una ciudad comercial que había crecido considerablemente durante la última década, pero apenas tenía defensas, por lo que fue fácil para el ejército de Boudica. Tras esto, los rebeldes se dirigieron hacia Verulanium, que también arrasaron. Cuando parecía que los rebeldes inclinaban la balanza hacia su lado definitivamente, el gobernador Suetonio y sus 10.000 legionarios aparecieron para enfrentarse a un ejército varias veces superior. Tal confianza tuvo Suetonio en sus tropas que eligió el terreno y esperó pacientemente a que los bárbaros lo atacasen. La batalla fue un auténtico paseo del ejército romano, que mató a más de la mitad de los rebeldes, entre ellos a Boudica y sus hijas. (aunque como nunca se encontraron sus cuerpos, se dice que pudieron haber huido y después haberse envenenado) Esta batalla marcó el final de la revuelta y no ocurriría nada similar hasta la aparición de Calgaco durante el gobierno de Cneo Julio Agrícola.
Precisamente el comandante de la legión emboscada cuando se dirigía a auxiliar a los habitantes de Camuloduno, Quinto Petilio Cerial, el año 70 se encontraba dirigiendo varias legiones contra el esposo rebelde de Cartimandua. La reina de los brigantes y los romanos derrotaron a Venutius en la fortaleza de Stanwick y Roma anexionó el territorio brigante a la provincia. Cerial fue sustituido el 74 d. C por Sexto Julio Frontino. Durante su gobierno de cuatro año, los romanos sometieron definitivamente a los siluros y asentaron a la II Augusta en la zona, rodeada de un territorio con fuertes romanos separados tan sólo por 20 kilómetros entre sí. En el 78 Frontino fue sustituido por uno de los más famosos gobernadores romanos, Cneo Julio Agrícola.
AGRÍCOLA Y SUS SUCESORES.
Agrícola, por su parte, sometió a los ordovicos, la otra tribu importante de Gales. Después, con un ejército, fundó la ciudad de Deva (actual Chester). En el 83 Agrícola y Legio XX Valeria Victrix comenzaron la construcción de el mayor fuerte romano de la historia en la actual Escocia llamado Pinnata Castra, y ahora conocida como Inchtuthil.
Ese mismo año, una confederación Caledonia comandada por un general rebelde llamado Calgaco, se enfrentó al ejército de Agrícola en la batalla del Monte Graupius. En esta batalla los 25.000- 15.000 norteños (cifra muy cuestionada. Según Tácito 30.000 y según autores modernos entre 30.000 y 15.000)fueron derrotados y 10.000 de ellos muertos por la IX Hispana y tropas auxiliares, unos 4.500 legionarios más 8.000 infantes y 3.000 jinetes auxiliares. Después de esto, Agrícola atacó a una tribu llamada Boresti y saqueó sus aldeas. Tras esto, las tropas del gobernador rodearon por mar Escocia, desembarcando en alguna isla para asustar a las tribus locales. El ejército rodeó completamente Britania, confirmando definitivamente que era una isla. Poco después, Agrícola fue sustituido por una serie de gobernadores ineficientes que no consiguieron pacificar el norte.
En el 115 tribus nativas se unieron contra los invasores y aniquilaron la guarnicion de Eburacum y por esto, el mismo emperador Adriano viajó a la isla en el 122 a solucionar el problema. La solución fue la construcción de un muro que separase la civilización con la barbarie. Este muro fue llamado el Muro de Adriano, que cubría 117 km, que contaba con 14 fuertes principales y 80 fortines que albergaban guarniciones en puntos clave de vigilancia. El emperador Antonino decidió ir más allá, mandando la construcción de un nuevo muro más al norte. En el 142 comenzó la construcción del nuevo muro que contaba con fuertes cada 3 km. Pero, con la muerte de Antonino y repetidos fracasos, los romanos se retiraron al muro de Adriano en el 164.
Reconstrucciones del muro de Adriano,frontera entre la civilizacion y la barbarie.
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