CONQUISTA ROMANA DE GERMANIA
CAMPAÑAS DE AGRIPA Y ATAQUES GERMANOS
El primer contacto militar, al menos a gran escala, se produjo cuando César, enfrascado en la Guerra de las Galias, cruzó el Rin para castigar a una tribu germana que ayudó a los galos. Pasaron unos 20 años hasta la próxima intervención de Roma en Germania(el 38 a. C.) , cuando los ubios, aliados de los romanos, fueron atacados por vecinos y tuvieron que refugiarse en la zona romana del Rin para defenderse. Los guerreros germanos, hábiles en las escaramuzas y emboscadas, realizaban razias en territorio romano, y volvían a sus territorios con botín. Esta inestable situación preocupaba en la Urbe, y por ese motivo fue enviado el prestigioso general Agripa el 25 antes de Cristo a Germania. En ese mismo año germanos atravesaron el Rin y penetraron en la Galia, y obligaron a Agripa a hacerlos retroceder y ya en Germania, derrotarlos para sacarles de la cabeza la idea de atacar territorio romano. Al parecer esto no funcionó, ya que tan sólo 5 años después, volvieron a cruzar el Rin,pero Agripa los derrotó antes de que entrarán en la Galia. En el 15 a. C unos romanos cruzaron territorio de la tribu de los téncteros y cuando fueron descubiertos, los arrestaron y los torturaron. Roma jamás habría perdonado semejante ataque a su civilización, y castigará a los culpables, y eso lo sabían los ejecutores, por lo que se aliaron con otras tribus germanas contra Roma. Los marsos, usipetes, sugambros téncteros y otras tribus se aliaron bajo un mismo estandarte y cruzaron el Rin para llegar a la Galia Bélgica. El gobernador Marco Lollio, al ver la destrucción que causaban los invasores envío a la V Alaudae y sus auxiliares para detener el avance.
Primero se produjo en choque entre las caballerías, en el que se demostró la superioridad germana, y los jinetes romanos huyeron hacia el grueso del ejército. Los jinetes germanos cargaron con los ya ocupados, con la infantería germana,legionarios romanos y provocaron su huida. En esta huida se produjo un hecho que cambiaría, en parte, el futuro. Los germanos arrebataron en águila de la legión, estandarte vital, que caída en deshonra huyó. Los invasores se retiraron a sus tribus disfrutando de la victoria y el botín. Lo que no sabían, es lo que vendría después.
Esta importante derrota no sólo era una derrota, algo que dolía a todos los imperios, sino que además rompía el prestigio que Roma y su ejército se habían labrado en siglos. Para castigar a los germanos y recuperar el prestigio perdido, el mismísimo Augusto (poco habitual en él asistir a las campañas militares, como se demostró en las guerras cántabras) se dirigió junto con dos legiones hacia Lugdunum (Lyon) con sus dos hijos, que en la guerra en Germania serían determinantes: Druso y Tiberio.

LAS CAMPAÑAS DE DRUSO Y TIBERIO
Antes de emprender la guerra en los bosques de Germania, Augusto entendía que el imperio debía anexionar las tierras celtas de los Alpes,sobretodo para mejorar las vías de comunicación entre la Galia y Germania. El 15 a. C Druso y Tiberio comenzaron una campaña contra los celtas entre el Danubio y el Rin y someten Raetia, Vindelicia y Noricum. Ahora, con el camino más seguro, los romanos se podían centrar en la inminente guerra.
Tiberio fue enviado al Danubio a sofocar una revuelta de alguna tribu mientras que Druso era convertido en general de las tropas romanas para las próximas campañas. Druso, conocido como Druso el Mayor, reunió un vasto ejército de 10 legiones, 70 cohortes auxiliares de infantería, 14 alas de caballería y aliados, sumando casi los 100.000 combatientes. El ejército se dividió y tres legiones se asentaron en la Germania inferior y en la Germania Superior se asentaron otras dos. Durante el invierno (13 a. C) los romanos sufrieron ataques de los germanos, que veían la que les caía encima. Además de defenderse con éxito, Druso hizo incursiones menores en Germania a modo de castigo, construyó fortalezas y puentes para facilitar la ya próxima campaña.
Otros dos generales romanos reúnen sus fuerzas para combatir coordinadamente a los germanos, Agripa y Tiberio. Sumando todos los ejércitos que ejecutarían esta invasión había unas 15 legiones. Un contingente tan numeroso jamás antes visto por los romanos. En el 12 a. C, Druso y sus 50.000 legionarios (los demás se habían distribuido por otras regiones, como guarniciones o pequeñas columnas) marcharon por hasta el margen del río Elba sometiendo a los usipetos, bátavos y sucambrios. Después navegó por el Mar del Norte, sometiendo a los frisos y cauchos, y derrotando a los bructerios en una batalla naval. Con estas actuaciones, la costa entre el Rin y el Weser quedó en manos romanas. Agripa, el general que tanto había ayudado al emperador Augusto, murió enfermo en el 12 a C, apenas un año antes de la conquista de la que sería la provincia romana de Panonia.
En el año 11 a. C, con la costa pacificada, los romanos se dedicaron a someter el interior, el territorio de los caros, sugambros e usipetos. Primero Druso se enfrentó a los usipetos, y los derrotó en la batalla del río Lupia enfrentándose con sus 6 legiones a un número desconocido de germanos. Después se adentró en terreno de los sugambros, ya de por sí debilitados por sus vecinos, también germanos, catos. El ejército de Druso devastó por completo el territorio de estas dos tribus, como aviso a las demás que se levantaran contra el poder de Roma. Después Druso continuó por el territorio de los catos, que no opusieron demasiada resistencia, y después los romanos llegaron a la zona que habitaban los marsos. Los marsos vivían cerca del río Weser y a sus orillas fueron derrotados por Druso, que continuaba impasible masacrando y devastando Germania. Después de esta victoria, pensó en dar un último paso antes de dar por finalizada la campaña. Cruzó el Weser, se enfrentó exitosamente a los queruscos (recordad este nombre, será importante en el futuro) y comenzó el repliegue y vuelta hacia el Rin. Ya pensando en la temporada de descanso en los cuarteles de invierno, los legionarios se relajaron en la vuelta a territorio de Roma, y sufrieron una emboscada de una coalición de catos y sugambros. La batalla podría haber resultado un desastre enorme para Roma, que podría haber perdido más de 30.000 hombres en un solo día, de no ser por la organizada defensa de Druso y la codicia de los germanos. Finalmente, los legionarios y auxiliares consiguieron repeler a los germanos y regresar al Rin.
En año siguiente, el 10 a. C, Druso se dedicó a someter a los catos, indomables para los romanos, y después de derrotarlos volver al Weser para derrotar a los téncteros. El 9 a. C Druso y su ejército avanzaron por el territorio de los queruscos hasta el Elba, y por orden del princeps senatus (Augusto) volvió hacia el Rin, no sin antes atacar y derrotar a los hermunduros y marcomanos. Esta fue la última campaña de Druso, que murió tras una caída del caballo con tan sólo 29 años de edad. De esta manera, el mejor general que tenía Augusto (con Agripa ya muerto hacía 3 años) moría. Pero ese vacío se recuperó más tarde por el hijo del mismo Druso, el llamado Germánico, nombre que no sería al azar…
Con la muerte de Agripa y Druso, sólo quedaba Tiberio entre los generales romanos encargados de la conquista de Germania. Tiberio rápidamente decidió retirarse a Rodas, abandonando la campaña y dejando como gobernador a Lucio Domicio Enobarbo. Durante su mandato no se hicieron incursiones a gran escala en Germania, pero sí que se aplastó cualquier intento de rebelión,como la de los queruscos y cauchos en el 2 a. C y los romanos tuvieron que llegar hasta el Elba para derrotarlos. Entre el 1 y 3 d. C el gobernador Marco Vinicio logró, ayudado por sus 7 legiones, derrotas varias veces a los levantiscos queruscos. Tras estos “tranquilos” años, Augusto ordenó el regreso de su hijo adoptivo Tiberio a la campaña germana. Tiberio llegó a Germania en el año 4 y centró su campaña en someter a los bructerios, frisios, marsos, amsivaros y angrivaros. Hubo otra pequeña revuelta protagonizada por los queruscos, pero fue nuevamente derrotada. Tiberio marchó con la flota hacia el Mar del Norte, a Jutlandia, territorio de los cimbrias (conocidos, y no precisamente apreciados por los romanos). Ya en el año 6,Tiberio organizó una invasión masiva con entre 8 y 10 legiones. 4 o 5 de ellas estarían dirigidas por Cneo Sentio Saturnino que avanzarían desde la Galia y Raetia y otra de 4 o 5 desde Iliria al mando de Marco Valerio Mesala Mesalina. Marbod, rey de los marcómanos, único territorio que quedaba por conquistar para cerrar la frontera entre el Elba y el Danubio, se había mantenido neutral en la invasión romana. Pero al llegar un ofensiva contra su propio territorio, desplegó unos 70.000 infantes y 4.000 jinetes, con los que rechazó a los romanos. Tras esto, Marbod fue declarado amigo de Roma.
REVUELTA PANONIA E ILIRIA

El año 6,el último de la campaña de Tiberio en Germania, estalló una revuelta en Panonia e Iliria. En la zona rebelde, había unos 100.000 guerreros de infantería y 9.000 de caballería disponibles para llevar a cabo la revuelta. Para encargarse del asunto, los romanos reunieron 15 legiones, 70 cohortes, catorce alas de caballería y 10.000 veteranos. Los primeros en levantarse en armas fueron los daesitiatae dálmatas al mando del rey Bato I, y después fueron los breucos al mando de Bato II. Los primeros fácilmente vencieron las tropas enviadas para someterlos, pero los breucos no tuvieron tanta suerte y fueron derrotados por el gobernador de Moesia, Aulo Cecina Severo, causándole numerosas bajas. Los de Bato I seguían teniendo suerte, a pesar del intento fallido de tomar Salona, una ciudad Iliria, porque lograron saquear gran parte de la costa y derrotar nuevamente a un pequeño grupo de romanos. El gobernador de Dalmacia y Panonia, Marco Valerio Mesala Mesalino, ya comentado en el anterior post venció a unos 20.000 rebeldes dálmatas con la mitad de la XX legión. Tras unas batallas menores los breucos y daesitiatae fueron obligados a retirarse y fusionarse en el monte Almus, donde tuvieron que resistir el cerco romano. Marco Plaucio Silvano para rodearlos con cinco legiones y auxiliares y caballería tracia, y tras combates los derrotaron y los obligaron a retirarse. Cecina, quien había acompañado a Silvano en el cerco, tuvo que irse para contener a los dacios y sármatas, que invadieron Moesia. Durante un año, los rebeldes se ocuparon de saquear y atacar guarniciones aisladas, incluso llegaron a Macedonia.
Tiberio estaba tardando demasiado en aplastar a los panonios y dálmatas, por lo que Augusto envío a Germánico, hijo de Druso, a terminar de una vez. Germánico se unió con refuerzos al ejército de Tiberio, mientras Cecina era emboscado, pero no derrotado por los Batos. En año 8 llegó la crisis para los rebeldes, con hambruna e inestabilidad política. Bato II mató a un líder rival y por ello Bato I lo capturó. Los panonios siguieron luchando y Silvano aprovechó de atacar y vencer a los breucianos mientras otras tribus se rendían. Finalmente, las últimas tribus que habitaban en las montañas fueron derrotadas y se rindieron volviendo a ser parte del Imperio.
TEUTOBURGO
En el año 7 Publio Quintilio Varo, más conocido como Varo, fue designado gobernador de la Germania. Varo, más político que militar, se hizo amigo del rehén querusco Herman, quien era hijo del rey de dicha tribu y fue enviado a Roma para su educación. Herman, o como lo llamaban los romanos, Arminio comandaba un ala de caballería auxiliar y había demostrado su valía en la guerra contra los panonios.
En el año 9 se levantaron en armas los bructerios y angrivaros, futuros anglos, y Varo tuvo que reunir 3 de las 5 legiones que se hallaban bajo su mando distribuidas por el territorio. Arminio, que para estas alturas se había pasado al bando germano, engañó a Varo atacando con su propia caballería a pequeños destacamentos romanos aislados con la excusa de ser germanos los atacantes. Arminio, aprovechando la confianza que tenía puesta en el Varo, lo engañó de nuevo para que atravesara con su ejército el bosque de Teutoburgo para llegar antes al objetivo. La primera acción iba dirigida a los angrivarios, pasando por Teutoburgo. Por el camino, Arminio abandonó las filas para “buscar aliado contra los rebeldes”. Al de poco tiempo, los romanos, que formaban una columna de más de 10 km, fueron emboscados por unos 20.000 germanos al mando del propio Arminio. Tras tres días de continuos ataques, muchísimas bajas romanas, Varo se suicidó, y dos de las tres águilas fueron perdidas. En este momento, se sucedieron varios intentos de salvación por parte de las tropas romanas supervivientes. El legado Cejonio dirigió la defensa, mientras su colega Lucio Egio intentó rendirse con miles de supervivientes que fueron masacrados. El comandante de caballería Numonio Vala intentó huir pero él y sus hombres fueron alcanzados y masacrados.
LA VENGANZA DE GERMÁNICO

Obra de Angus Mcbride.
Tras la derrota en Teutoburgo, Tiberio fue enviado a la Galia a detener la previsible invasión germana. Esta finalmente no ocurrió por el temor de las tribus germanas a la venganza de Roma y por la rápida fortificación de la frontera ordenada pro Tiberio. El año 14 Augusto murió y Tiberio dejó el frente para convertirse en emperador, mientras que Germánico, el hijo del exitoso Druso, quedaba al mando de las tropas romanas de Germania. El mismo año Germánico sorprendió a los germanos invadiendo el territorio, algo no esperado tan pronto por el desastre del año 9. El año 15 Germánico volvió a cruzar el Rin y atacó a los catos, que pillados por sorpresa, no tuvieron nada que hacer. El suegro de Arminio, Segeste era un declarado amigo de Roma, por lo que lo asediaron. Germánico acudió en su ayuda consiguiendo hacer retroceder a los nativos. El general romano envío 4 de sus 8 legiones al mando de Aulo Cecina Severo contra los bructerios, quienes practicaron la táctica de “tierra quemada”, es decir, arrasar sus propios campos para evitar suministro extra a los invasores. Lucio Esterinio, que fue enviado también contra los brúcteros, consiguió encontrar el águila de la legión XIX, una de las perdidas con Varo, lo que sin duda aumentó la fama de Germánico.
Tras este afortunado suceso, las tropas romanas llegaron a Teutoburgo, viendo los miles de restos de amigos o enemigos que habían dejado la vida apenas seis años antes. Germánico ordenó enterrar todos los cuerpos y rendirle los honores que merecían. Arminio, que ya había reunido sus tropas, estaba preparado para enfrentarse a los romanos, pero al ver a las 8 legiones de Germánico decidió, acertadamente, no combatir en campo abierto y se retiró. Parte de la caballería romana comenzó una persecución contra los germanos, que emboscaron a los auxiliares. Por suerte para los romanos, no cayeron demasiadas tropas aquella vez y pudieron continuar la marcha. Tras esto Germánico decidió dar por concluida la campaña por ese año y volver a los campamentos de invierno. El mismo Germánico embarcó junto a cuatro legiones (no había naves suficientes para transportar a todo el ejército), mientras que las otras cuatro legiones y auxiliares volverían por tierra al mando de Cecina. Las tropas romanas debían cruzar los llamados puentes largos, unos puentes construidos por los propios romanos años atrás. Al llegar, Cecina descubrió que estaban en mal estado, por lo que decidió acampar y repararlos, con una gran parte del ejército encargado de la defensa de los zapadores.
Arminio y su ejército se escondieron cerca del campamento romano con la intención de evitar que los zapadores romanos reconstruyesen los puentes. Pero, para su desgracia, Cecina había adoptado una estrategia defensiva que impedía la que los germanos antes preveían como una fácil batalla. Finalmente los germanos atacaron a los romanos, quienes se salvaron por la caída de la noche. Los romanos se agruparon en un terreno más seco y apto para la maniobra de las legiones y se propusieron fortificarse, pero el trabajo se multiplicó porque los germanos les habían arrebatado y saqueado el tren de bagaje, con tiendas y herramientas. Cecina escogió a los legionarios más pacientes, los dividió en cuatro grupos y les suministró de los caballos restantes. Los demás se situarían más aún en el interior del campamento, detrás de las puertas, donde estaban los escogidos. Los germanos no hicieron caso a Arminio, y apoyaron la idea de su tío Inviomaro, que quería atacar el campamento, viendo una débil defensa. Cuando atacaron, las puertas se abrieron y los legionarios escogidos arrollaron a los desprevenidos germanos causándole una severa derrota, comparando con la victoria anterior. (7.000 bajas romanas y 4.000 germanas)
En el 16 d. C, Germánico decidió atacar el corazón de la alianza germana, los queruscos. Con 4 legiones, unos 24.000 legionarios , 20.000 auxiliares, 1.000 pretorianos y unos 7500 jinetes. Mediante una invasión anfibia, los romanos llegaron a un poblado llamado Idistavo. Cerca de allí les esperaba Arminio, con una cantidad de tropas simila a la de Germánico, unos 56.000 infantes y 1.000 jinetes. En esta batalla (batalla del Idistavo) , los romanos tuvieron que atravesar el río para llegar a donde el ejército enemigo, mientras la caballería romana ligera y los auxiliares bátavos contenían a los germanos para dar tiempo a construir el campamento para reunir el resto dele ejército de Germánico. Tras una carga de los legionarios romanos y la caballería romana pesada envolviendo, mientras la ligera perseguía a la caballería enemiga, al ejército de Arminio, poco pudieron hacer los aliados germanos contra la inteligencia de Germánico. Los pretorianos acabaron con la última resistencia de los nativos, pero no encontraron el cadáver de Arminio, que después se supo que huyó con los supervivientes más leales, aunque 5 años después de esta batalla, el 21 d C, Arminio fue asesinado por su propio pueblo. Poco después de la batalla, la flota romana fue dañada por una tormenta, y Germánico tuvo la idea de atacar a los marsos para que no se alzaran al oír la noticia. Para mayor gloria, en esta campaña se recuperó la otra de las dos águilas perdidas tras Teutoburgo. Tiberio no veía sentido en continuar las costosas campañas militares en el norte de Germania, por lo que Germánico ordenó poner fin a su campaña y regresar a Roma. Después de esto, los romanos no hicieron más campañas para someter el territorio.
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