FARFA: LA ABADÍA QUE RESISTIÓ UN ASEDIO DE 7 AÑOS
Situada en Italia, en el Lacio, a escasos 40 kilómetros de distancia de la ciudad de roma, esta abadía es posiblemente el centro monástico con una de las historias más extrañas, inesperadas o simplemente curiosas de la Historia.
Esta preciosa abadía fue fundada, en principio, por San Lorenzo Siro a mediados del siglo VI, en los últimos años de dominio bizantino (romano) de Italia tras su conquista por Belisario y Narsés, durante el mandato de Justiniano. Poco duró esta primera vez, pues los lombardos invadieron Italia a finales de la década de los 60 y destruyeron la abadía. Entre 680 y 705 la Abadía de Farfa fue reconstruida por Tommaso de Moriana. En esta época disfrutó de la protección de los duques de Spoleto. Cuando los francos conquistaron Italia y Carlomagno se dirigía a Roma para coronarse emperador en el año 800, el rey franco pasó varias semanas hospedado en la abadía y ésta se posicionó a partir de ese momento en favor del imperio franco. Es este momento en el que la abadía disfrutó de su máximo poder, cuyo abad controlaba 6 ciudades fortificadas, más de 130 castillos, 300 pueblos, 600 iglesias y conventos.
Es, a partir de aquí cuando el centro decae por segunda vez, cuando los sarracenos asolan tierras italianas, desde Sicilia hasta Roma. Es en el año 891 cuando ocurre lo que el título de la entrada describe. Los musulmanes, bandas de piratas y saqueadores, llegan incluso a erigir una ciudad fortificada muy muy cerca de Roma, y por lo tanto de la abadía. Un grupo de sarracenos puso sitio a Farfa, que guardaba un tesoro enorme, y lo mantuvo durante nada más y nada menos que 7 años.
Finalmente Farfa cayó y los monjes huyeron dividiéndose en tres grupos y llevando todos parte del tesoro: el primero, bajo el Abad Pedro I, encontró amparo en el monasterio de San Ipólito y San Juan en Silva, en Santa Vittoria in Matenano, en la actual provincia de Fermo (Marche). El segundo grupo huyó hacia Rieti, donde los sarracenos los atraparon y aniquilaron. El tercer grupo se refugió en Roma. Y tan sólo este último grupo volvió cuando los sarracenos la abandonaron, pocos años después, y comenzaron a reconstruirla en 898.
A partir de aquí la abadía cae en una decadencia casi constante, perdiendo su antiguo poder y viviendo un breve resurgimiento a comienzos del siglo XI. Actualmente la rige la comunidad benedictina de San Paolo fuori le mura, desde 1921.
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