EL REINO SUEVO
Caballería tardorromana, autor desconocido.
UNA BREVE INTRODUCCIÓN
Los suevos aparecen por primera vez en la obra "De Bellum Gallico" de Julio César, en torno al 58 a.C. Este pueblo germánico no era como las otras tribus y confederaciones. Esta era una especie de confederación de tribus que ocupaban buena parte de la actual Alemania de manera permanetentem o al menos, duradera, al contrario de otras confederaciones formadas tan sólo durante periodos concretos. Una región alemana se llama, de hecho, Suabia, naturalmente por legado suevo.
Como vemos en el mapa, las tribus suevas tocaban el Mar Báltico en el siglo I, pero fueron migrando hacia el este, a territorio romano, a medida que avanzaba el tiempo y necesitaban más tierras cultivables. En en año 406 se produjo un desastre, quizá definitivo, para el Imperio Romano de Occidente. Las tribus de los suevos, vándalos y alanos, tras varios avisos, cruzan el rio Rhin, que separaba la frontera entre la Galia y Germania, aprovechando que este se congela, en el día de Nochevieja. Las tropas romanas y federadas al servicio del imperio no pueden contenerlos. Su número no está claro. Gibbon da una cifra de 200.000, incluyendo guerreros y sus familias, la cual habría sido muy difícil de alimentar.
Sea cual sea el número, había varias decenas de millares de guerreros, los cuales irrumpieron en una Germania abandonada por las tropas romanas, que Estilicón retiró para defender Italia. Las ciudades caen ante los germanos, entre ellas, Mogontiacum, Reims o Estrasburgo. Una vez dentro, no hallan oposición y atraviesan la Galia mientras la saquean y penetran en Hispania al año siguiente. Los vándalos silingos se asentaron la Bética, los suevos en la zona sureña de la actual Galicia y los vándalos asdingos en el resto de Galicia. Esta entrada se debió posiblemente a, tal y como López Quiroga (2017) dice:
"Consecuencia de una alianza, previa o posterior, con una de las facciones enfrentadas por el control de la Península Ibérica"
El nuevo reino suevo, que nominalmente es en realidad un territorio cedido por Roma a este pueblo mediante un foedus, por el que los suevos estaban obligados a tomar las armas cuando el emperador así lo requiriese. En realidad, estos son prácticamente independientes y aprovechan la falta de tropas en la península (debido a las continuas usurpaciones y guerras civiles, siendo la de Geroncio la más reciente, en el 411, lo que dejó a las provincias hispanas solas frente a los germanos.
El considerado primer rey de la Gallaecia Sueva es Hermerico, quien logró, como veremos, que su pueblo, y reino, saliera adelante en los turbulentos años que se avecinaban. Poco después, en torno a 415, el débil e inepto emperador romano de Occidente, Honorio, (Sí, el encargado de matar a sus mejores generales y de dejar saquear Roma por primera vez en 800 años), logra pactar con los visigodos, tras derrotar a estos pero dejándoles atravesar los Pirinies y alcanzar la provincia de la Tarraconense. Estos, vencidos y hambrientos, logran que el emperador les suministre lo necesario, a cambio de expulsar a las tribus invasoras en Hispania.
Así pues, los visigodos se centraron los dos años siguientes, hasta 418, de la expulsión de los vándalos silingos de la Bética y los alanos de la Lusitania (aunque estos acaban invadiendo Cartago y el norte de África, lo que causa un daño aún mayor), aunque finalmente Honorio los volvió a establecer en el sur de la Galia. Pero con la retirada de los visigodos, los vándalos silingos, al norte del territorio suevo, recién fortalecidos por la llegada de los derrotados asdingos y alanos, invaden territorio suevo y los arrinconan. Pero la inesperada ayuda de un general romano llamado Asterio, llegado de Roma como Comes Hispaniarum para combatir a los rebeldes de Geroncio y Máximo, en 420 logra que los vándalos se retiren hacia el sur. El extraño movimiento seguramente se debiera a las aspiraciones romanas de lograr un pacto similar al que llegaron pocos años antes con los debilitados visigodos. Sin embargo, si ese era realmente la intención, los romanos tuvieron que llevarse una desagradable sorpresa.
En 429, con Hispania libre de visigodos (en Galia) y vándalos (África), los suevos tuvieron el camino libre para anexionarse el territorio dejado por estos pueblos. Así pues, los suevos pasaron a dominar toda la actual Galicia y Portugal en los últimos años de Hermerico y los reinados de sus sucesores Requila y Requiario. Hermerico murió en 438, sucediéndole su hijo Requila. Bajo su gobierno, los suevos expandieron su dominio hasta la provincia romana de la Lusitania, llegando también a la Bética poco después. En el año 446 Roma se cansa de la situación, y envía como puede un ejército al mando del Magister Militum Vito, compuesto por federados godos y romanos, quizá como ataque previo a la campaña prevista por el Magister Militum Aecio para recuperar África. En cualquier caso, Vito fue derrotado, teniendo que huir como pudo, y dejando a las provincias hispanas solas frente a los suevos, que se ocuparon de saquearlas por su colaboración con Roma.
Requila murió en el año 448 y le sucedió su hijo Requiario. Este fue al que podríamos llamar rey de los suevos, pues acuñó moneda propia y actuó en lo religioso y político de manera totalmente independiente, a diferencia principalmente de Hermerico, quien tuvo que dar cada paso pendiente de Roma. Intentó unificar la península bajo su mando, pero los romanos resistieron en la debilitada Tarraconenese con el apoyo visigodo (pese al casamiento de Requiario con Teodorico, rey visigodo). También intentó lograr una alianza con los visigodos previamente convirtiéndose a la fe arriana, aunque, como vemos, no surgió el efecto deseado.
Pero Requiario no se rindió y se lanzó después a por la Cartaginense. Los romanos enviaron a sus federados visigodos contra los suevos, y allí hicieron sufrir a sus "compatriotas" (más bien, compartían cultura y religión, la germánica y el arrianismo) una de las peores derrotas suevas de la Historia. Requiario fue apresado y posteriormente ejecutado. Esto tuvo dos grandes consecuencias: El comienzo de la gestación del reino visigodo en Hispania y una serie de revueltas y guerras civiles que asolaron el joven reino suevo durante décadas. Los visigodos acompañaron esta victoria con el saqueo de las tierras suevas, y poco después aparece un rey suevo en Gallaecia llamado Frauta. En 464, el reino suevo fue reunificado por Remismundo, quien también firmó un pacto con los visigodos mediante su matrimonio.
A partir de aquí hay un vació de casi un siglo, hasta la aparición de Cararico y su conversión al catolicismo en torno al 550. Este murió en 559 y se sucedió Teodomiro. Por estas épocas los visigodos ya habían creado su reino en Hispania, y eran arrianos. Leovigildo, rey visigodo, emprendió una campaña contra los suevos de Teodomiro en 572 al atacar el segundo un territorio independiente gobernado por los ruccones.
Jinete visigodo, autor desconocido.
Miro, hijo y sucesor de Teodomiro, sin embargo, no dejó de enfrentrarse a los visigodos tras esta derrota. Cuando en 5 el hijo y primogénito de Leovigildo, del todavía reino cristiano arriano, Hermenegildo se sublevó en la antigua provincia de la Bética en favor del catolicismo, Miro, como católico, pero también lógicamente por motivos políticos, lo apoyó. Un ejército bajo el rey Miro atravesó todo el territorio suevo para apoyar al rebelde, pero Leovigildo lo acabó rodeando y obligando a retroceder.
Al año siguiente murió Miro, sus sucesores Eborico, quien se vio obligado a admitir la superiorida visigoda y fue por ello destronado por la nobleza sueva, y Audeca, líder de los nobles suevos que fue derrotado por Leovigildo, fueron obligados a retirarse en diferentes conventos. Finalmente en el año 585 el Reino Suevo es anexionado al visigodo, a pesar de algunas revueltas encabezadas por los sucesores del rey Miro, como Malarico, pero quien también fue derrotado por Leovigildo, la situación se hizo irreversible y con ella llegó el final de la supremacía política de los suevos, y su existencia misma, en Hispania.
Bibliografía recomendada (Novelas y ensayos):
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Novelas:
Trata el tema de la desesperada situación de los romanos en Hispania en esta época, y aunque no se habla demasiado sobre los suevos en sí, sí se hace de la situación, los vándalos, Asterio, Genserico...No una grandísima novela pero aceptable.
Nuevamente, no se trata demasiado el tema suevo, siendo los visigodos, a finales del siglo VI, y sus guerras contra los reinos francos y burgundio. Pese a esto también aparecen los suevos, durante las campañas de sus reyes Teodomiro, Miro, Eborico y Andeca. Una buena novela, aunque quizá con demasiado relleno en ciertos momentos.
Ensayos:
Sólo he leído fragmentos, pero en opinión de personas de confianza, es un gran libro que esclarece muchos mitos de esta época que tan injustamente ha sido considerada caótica y salvaje. Y, por lo que he leído yo mismo, estoy totalmente de acuerdo.
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