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ROMA EN EL SIGLO I A.C.

ROMA EN EL SIGLO I A.C. 

Desde el nacimiento de Julio César hasta la muerte de Sertorio (100a.C. - 73 a.C.).


El imperio, pese a no tener todavía emperadores, estaba en una época gloriosa y de expansión. Pese a esto, varios desastres y acontecimientos ocurrieron en estos años y que fueron vitales para la Urbe.


AÑO 100 A.C.

Cronológicamente hablando, el primer problema para roma fue la coronación de Tigranes II en Armenia, futuro aliado de Mitrídates el Ponto, quien libró 3 guerras contra Roma. Aún así con también ocurrieron cosas buenas, como la celebración del senador Manio Aquilio Nepos por su victoria sobre los esclavos sublevados en Sicilia, poniendo así fin a la segunda guerra servil.  Otro acontecimiento fue el sexto consulado de Cayo Mario, con quien ya comenzaba a haber disturbios en la capital. Estos disturbios, apoyados por la facción de los conservadores del Senado, acabaron materializándose a finales del año 100 a. C., cuando el senador Saturnino se subleva en Roma y es declarado enemigo de la república, para después ser derrotado por el propio Mario en el foro. Precisamente este año nació el romano más conocido, Cayo Julio César. 


El año 99 a. C. fue uno tranquilo, en el que como normalmente el senado designó dos cónsules, en este caso fueron Marco Antonio Orator y Aulo Postumio Albino. Hubo pequeños incidentes en Hispania, ya que aún había pequeños grupos de rebeldes en la Celtiberia, pero no fueron a más por la intervención del pretor de la Hispania Citerior Cayo Celio Caldo, un posterior aliado de la causa Mariana. Como dato, en este año nació el famoso poeta y filósofo romano Lucrecio. 


En el 98 a. C. se eligieron, como era habitual, los dos cónsules habituales, esta vez Metelo Nepote y Tito Didio. Este último hubo de combatir durante unos años los todavía rebeldes celtíberos, que pocos años más tarde apoyarían a un romano que puso en jaque en control de Roma en toda Hispania. El Senado aprobó la ley que prohibía los sacrificios humanos, últimamente detestados por los romanos pero que se practicaron incluso en la Segunda Guerra Púnica, cuando Aníbal se hallaba a las puertas de la Urbe. 


En el año 97 a. C. los cónsules fueron Cneo Cornelio Léntulo y Publio Licinio Craso, padre éste último del famoso Craso que murió contra los partos en el 53 a. C. El poder romano se extiende por Oriente, conquistando los territorios de los medos. Sila comienza a aparecer en la escena política de la Urbe y para mayor asombro del pueblo de Roma, expone unos leones traídos desde África. Precisamente uno de los mayores enemigos de Sila en los siguientes años, Mitrídates, acaba de derrocar al rey Ariarates VIII en su primera invasión de Capadocia. En este año también comienza la presión en el Senado, cuando los censores del año expulsan al senador Duronio del propio senado por su vida lujosa, no apta según la ley suntuaria, que los censores de otras épocas habían aceptado y apuntado a los culpables en la llamada nota censoria.


El año 96 a. C. fue uno tranquilo, con la designación de los cónsules Cayo Casio Longino y Cneo Domicio Enobarbo. Sin embargo hubo un importante suceso en lo que a territorios se refiere: Ptolomeo Apión, rey de Cirene (al oeste de Egipto) murió en este año y en su testamento dejó claro que el reino debería heredarlo la república romana, por lo que se iniciaron los preparativos para anexionar el país. 


En 95 a. C. los cónsules fueron Lucio Licinio Craso y Quinto Mucio Escévola. En Armenia murió Tigranes I, padre del que sería uno de los mayores enemigos de la Roma republicana en Oriente en la siguientes décadas, Tigranes II. En este año 95 nació el famoso Marco Porcio Catón, nieto de Catón el Censor (del mismo nombre que su nieto y rival político de Escipión el Africano). En 94 a. C. los cónsules son Lucio Domicio Enobarbo, hermano de Cneo, el cónsul del 96 a. C., y Cayo Celio Caldo. Sila, cuya carrera política comenzaba a despuntar, fue elegido pretor. 


En 93 a. C. los cónsules fueron Marco Herenio y Cayo Valerio Flaco, siendo éste último destacando en la guerra en Hispania contra los celtíberos. Tuvo que acudir a Hispania para sofocar una revuelta de los celtíberos, que hacía años estaban al borde de la revuelta, y tomó la ciudad rebelde por la noche matando hasta 20.000 miembros de la tribu. 


Mientras, en Oriente, donde se cocía una de las mayores guerras que Roma habría de combatir. Esta vez en Capadocia, gracias al apoyo de Roma, se corona el rey Ariobarzanes I (apodado filorromano), aunque como más tarde veremos (y como ya vimos en la última serie que hice en la página) su reinado práctico fue más bien corto debido a los conflictos que habrían de suceder entre Roma y el Ponto en los siguientes años. 


Continuando en Oriente, concretamente en lo que quedaba del antaño poderoso reino seleúcida, el rey Antíoco XI moría y dejaba al imperio en una decadencia total, que los romanos aprovecharon (mientras combatían las guerras arriba mencionadas) años después. 


Ya en 91 a. C la tensión entre la república Romana y los aliados itálicos (socii) termina con la declaración de guerra por parte de los aliados, contándose entre ellos los etruscos, samnitas, lucanos y los umbros, entre varios pueblos más. En cuanto a la elección de los cónsules, este año 91 los cónsules fueron Sexto Julio César, tío de Julio César, y Lucio Marcio Filipo. 


En el año 90, metidos de lleno en la guerra social (llamada así por los aliados, socii en latín), los romanos designan cónsules a Publio Rutilio Lupo y Lucio Julio César. El primero de ellos, Rutilio, murió en batalla ese mismo año, pero los rebeldes inclinan la balanza de la guerra a su favor. A pesar de ello, la Campania cae bajo el dominio del cónsul Lucio Julio César. 


En 89 a. C Cneo Pompeyo Estrabón, padre del triunviro Pompeyo Magno, derrotó a los rebeldes itálicos en la batalla de Asculum, haciendo que la balanza de la guerra se inclinara hacia Roma por fin. También se produjeron las batallas del Lago Fucino, entre un ejército romano comandado por Lucio Porcio Catón, y contingente del pueblo de los marsos, que terminó con victoria de los marsos y la muerte de Catón, y la batalla del Monte Escorobas está última ya en el marco de la Primera Guerra Mitridática (recomiendo la serie que hice hace poco sobre Mitrídates) que terminó con una dolorosa derrota para los romanos. 


Por otra parte, el cónsul del año 91 a. C., Lucio Julio César, y el líder de los conservadores del Senado, Escauro, fallecieron. 


En 88 a. C finalizó la importante guerra de los aliados, en la que Roma se impuso finalmente sobre sus aliados, pero debido a la existencia de otros dos frentes abiertos, uno en la propia Italia y otro en Oriente, los romanos prefirieron terminar la guerra otorgando buena parte de los derechos exigidos por los aliados durante la guerra, entre ellos y el más importante, la ciudadanía romana. 


Las tensiones entre los líderes políticos del senado hicieron que finalmente estallara la primera guerra civil, entre los partidarios del anciano pero muy prestigioso Cayo Mario y los del ambicioso y belicoso Sila. Debido al transcurso de la guerra, en la que Roma cae bajo las legiones de Sila, Cayo Mario y la mayoría de sus partidarios huyen hacia África. Mientras, en Oriente, durante la Primera Guerra Mitridática, Mitrídates del Ponto asesina más de 80.000 ciudadanos itálicos y romano en Anatolia, declarando la guerra a Roma. La recientemente creada provincia de Macedonia, ahora perteneciente a la República romana, es atacada por tribus que habitaban el norte de la propia provincia. 


En el 87 a. C Sila era dueño de Roma, pero debido a la guerra contra Mitrídates y sus aliados, hubo de partir hacia Grecia para combatirlos. Mientras, los partidarios de Mario, y en concreto Cinna, toman en poder de la ciudad. El propio Mario se hallaba saqueando Ostia, el puerto de Roma, con su ejército recién reclutado entre sus aliados en África. Sila, por su parte, comienza el de Atenas. En este año suceden las muertes de varios personajes importantes, como lo son Marco Antonio el Orador (asesinado por ser partidario de Sila) y Cneo Pompeyo Estrabón y Lucio Licinio Craso, padres de los triunviros Pompeyo el Grande y Marco Licinio Craso, respectivamente. 


El año siguiente Atenas es saqueada por las tropas de Sila y Roma, controlada por Mario, otorga a este último el séptimo consulado, por primera vez en la historia de Roma. Precisamente este año, el anciano y prestigioso político y general Mario muere, dejando a sus partidarios solos frente a Sila. 


En 85 a. C se produce la batalla que puso final a la primera guerra Mitridática, Orcómenos, de la cual salió Sila vencedor. En este año ocurre poco más, salvo la coincidencia de la muerte del padre de Julio César y la del nacimiento del asesino del propio César, Bruto. 


En 84 a. C, cuando los partidarios de la causa mariana (pasados ya dos años desde la muerte de Mario), Cinna y Papirio Carbón se preparan para combatir a Sila, que tras haber terminado la guerra contra Mitrídates podía volver a Roma a acabar con sus rivales políticos. Sin embargo, debido al reclutamiento forzoso de los populares, los soldados se amotinaron y Cinna murió asesinado por ellos. 


En 83 a. C comienza la segunda guerra Mitridática, a consecuencia de la avaricia del senador romano Murena, que acusaba a Mitrídates de prepararse para la guerra de nuevo. En Italia Sila derrota a los populares y retoma el control de Roma e Italia, pero un personaje importante huye hacia Hispania para retomar allí la guerra. Este no era otro que Sertorio. Este mismo año ocurrió una desgracia más para la Urbe: El templo de Júpiter Capitolino, donde los Libros Sibilinos eran protegidos (libros de suma importancia que contenían el destino de Roma y solo eran leídos en casos de máxima emergencia), se incendió, perdiéndose consigo los legendarios libros. Como curiosidad, en este año nació el buen general Marco Antonio, fiel seguidor de César. 


En 82 a. C concluyó la Segunda Guerra Mitridática, con una nueva derrota por parte de Mitrídates del Ponto. Pese a que Sila controlaba toma, la guerra civil distaba mucho de haber terminado. Sin embargo, los partidarios de Sila dieron un paso hacia adelante, derrotando a los de la facción popular (partidarios del fallecido Cayo Mario) y sus aliados lucanos y samnitas en la batalla de Puerta Collina. Para acabar con los populares de Sicilia y África, Sila envió al joven Pompeyo Magno. Con todo, el hijo de Cayo Mario se suicidó tras ser asediado en Preneste. Papiro Carbón y su ejército fueron derrotados por Pompeyo en Sicilia y posteriormente pasó lo mismo con Domicio Enobarbo y Hiarpas, rey de Numidia, en África. 


En Hispania, los restos de la facción popular se hallaban lideradas por Quinto Sertorio. Sertorio había apostado en los Pirineos a su general Livio Salinator, junto con 6000 hombres, para evitar que los partidarios de Sila entraran en la península. Sin embargo, el legado optimate (facción contraria a la popular, es decir, la Silana) Annio Fusco logró, mediante el soborno, que Salinator fuera asesinado, con lo que entró sin problemas en Hispania tras la rendición del ejército popular. 


En 81 a. C no pasó gran cosa. Sertorio había huido de Hispania hacia África con sus apenas 3.000 soldados, mientras que su rival Sila se había hecho nombrar dictador (cargo que una única persona ostentaba durante únicamente 6 meses en casos de extrema urgencia). 


Total War: ARENA on Twitter: "There are many brave commanders in our Arena,  among them Lucius Cornelius Sulla - find out all about him:  https://t.co/b5EEVIe1aX #TWArena… https://t.co/9W3hupASqg"

Cornelio Sila, para el videojuego "Total War: Arena"


En 80 a. C Sertorio y sus 3.000 fieles volvieron a Hispania con apoyo de 700 mercenarios africanos y derrotaron con ayuda de los pueblos lusitanos (5.000 hombres), que lo aclamaron líder de la revuelta contra Roma, pese a que Sertorio no quería acabar con Roma, sino con la facción rival, a Lucio Fulfidio y su ejército en la batalla del Río Betis. Con esta derrota, Sila decide enviar a un veterano general, Metelo Pío. 


En 79 a. C la guerra civil se agravaba en Hispania, con las tropas de Sertorio ganando terreno y poniendo gran parte de la península bajo su mando. Ese mismo año se presenta en la península Metelo Pío con sus dos legiones para hacer frente a Sertorio. Este mismo año 79 fallece Plinio el Viejo, conocido por su obra "Historia natural". 


En 78 a. C, el cónsul Lépido intenta pacificar la situación, haciendo una serie de reformas respecto a los exiliados políticos. Los piratas de Cilicia, la llamada provincia pirata, empieza a dar mayores problemas (Que capturaron de joven al propio Julio César y que Pompeyo se encargaría años después de acabar con ellos) y Servilio Isáurico es enviado a la zona. Este año fue clave en la política romana, puesto que el ex dictador de Roma, Sila, que había dejado voluntariamente su cargo, muere y deja paso a su discípulo Pompeyo el Grande. 


En 77 a. C la facción de los optimates acaban con todos los populares en el mundo romano salvo Hispania, que con sus tropas más los 20.000 legionarios recién añadidos al ejército gracias a Marco Perpenna, dominaba buena parte de Hispania. Para contrarrestar el renovado poder popular, Pompeyo en persona se traslada a Hispania con un ejército de 50.000 hombres para acabar con Sertorio, pero no logra grandes cosas. 


El año siguiente, en 76 a. C, Pompeyo fue derrotado por Sertorio en el asedio de Lauro, pero los optimates siguen siendo muy poderosos. En Dalmacia, donde los romanos combatían desde hacía dos años contra los dálmatas, por fin toman Salona y se crea la provincia de Iliria (posteriormente Dalmacia). 


El 75 a. C es un año interesante, pues los ejércitos combinados de Pompeyo y Metelo hacen que Sertorio se retire del levante hispano hacia el interior de la península. En Oriente, comienza la tercera y última guerra Mitridática, que duraría varios años más hasta que Pompeyo logró la victoria. Y hablando de Pompeyo, un amigo y posteriormente enemigo suyo, Julio César, fue precisamente este año capturado y puesto en libertad únicamente gracias al pago de un rescate por los piratas cilicios, que comenzaban a dar problemas y que pronto se encargaría de ellos Pompeyo. 


El 74 a. C. es un año, que pese a haber dos guerras, una en Hispania y otra en el Ponto, no le fue tan mal a Roma como podría suponerse. En Oriente, en la Tercera Guerra Mitridática, Licinio Lúculo avanzaba en la guerra para acabar de una vez con Mitrídates, y en Hispania Pompeyo iba desgastando a Sertorio, que aún tenía un gran poder. Dejando aparte de la guerra, Roma recibe en este año dos nuevos territorios, ambos en herencia. El primero es Capadocia, legado por Nicomedes IV. El segundo es Cirenaica, un estado ptolemaico (misma dinastía que la que regía en Egipto), que venía junto con la isla de Creta. 


En Hispania Sertorio fue asesinado por sus propios aliados y su asesino, Perpenna, es derrotado casi seguidamente por Pompeyo, haciendo que finalmente la guerra civil la gane el bando optimate. Pero más importante aún es la rebelión de uno de los personajes más conocidos de la historia, el esclavo Espartaco. Sin duda, el comienzo de la rebelión servil, y la posterior guerra (que pese a que acabó con victoria romana, durante un se temió que hiciera lo que Aníbal no hizo, atacar Roma) fueron un hecho trascendental en la Historia de Roma. 


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