Antiguo Egipto: la época libia
Durante el Tercer Periodo Intermedio (1070 a 650 a. C.), la región de Egipto se encontraba dividida nuevamente entre el Bajo Egipto (delta del Nilo, gobernado desde Tanis por la llamada Dinastía Tanita) y el Alto Egipto (al sur, regido desde Tebas por sacerdotes).
Durante los últimos años de la dinastía XXI, esto es, la Tanita, había ido aumentado el poder e influencia de las tribus mashauash, procedentes de Heracleópolis (Alto Egipto) asentadas en el delta del Gran Río. Así, sin que se sepa el motivo, fue el rey de estas tribus, Sesonquis, quien accedió al trono al suceder al último tanita, Psusenes II, dando comienzo a la Dinastía XII (la primera de origen libio). A decir verdad, los libios estaban prácticamente egiptizados y además hacía tiempo sus gobernantes eran elegidos comandantes de las fuerzas mercenarias de los faraones tanitas.
Con Tebas y el Alto Egipto débil, Sesonquis (945-924) se hizo con su control y puso a sus hijos Iuput como gran sacerdote de Amon en Tebas y Nimlot como gobernador del Egipto Medio. Con ello, el nuevo faraón pudo centrarse en fortalecer y estabilizar su reino, atacando y saqueando Jerusalén en 930, tratando de restablecer el control egipcio sobre Nubia (sin éxito) y comerciando con los fenicios. Sin embargo, no reestructuró el sistema y la influencia de los aristócratas y sacerdotes seguía siendo enorme. Simplemente colocó a sus hijos a la cabeza de estos estamentos, pero que a su muerte retornarían a su forma anterior.
El nieto de Sesonquis, Osorcón II (hijo de Osorcón I), quien reinó entre 874 y 850 a. C., hubo de aceptar como corregente a Harsiese (quizá rey independiente en Tebas o quizá Gran Sacerdote de Amón allí). Al mismo tiempo, también nombró grandes sacerdotes y reyes de los ma (mashauash) a otros hijos en diferentes núcleos de importancia. Esta política trajo inconvenientes, pues con el hijo de Osorcón, Tacelotis II, estas nuevas ramas dinásticas se fueron independizando y disputándose el poder.
Los años siguientes a la muerte de Tacelotis II, durante las tres décadas en las que gobernó el hijo de este, Sesonquis III, fueron de conflictos constantes. Fue durante su reinado que se produjo la secesión de Petubastis I en Leontópolis, quien fundó la dinastía XXI II (en oposición a la XXII de Sesonquis). El sucesor de Sesonquis III fue su hermano, de nombre Osorcón III, quien había sido nombrado anteriormente por su padre Tacelotis Gran Sacerdote de Amón en la ciudad de Tebas, pero no logró imponerse sin derramamiento de sangre entre sus adversarios. Incluso perdió en varias ocasiones su puesto debido a sus rivales, pero siempre lograba restablecer su poder en Tebas. Algo más al norte, en Heracleópolis (no olvidemos que era el lugar de origen de las tribus mashauash, de la que provenía la dinastía real), varias ramas de la dinastía luchaban por hacerse con el control de la ciudad.
Con este constante conflicto interno que dividió al país, época que algunos denominan "anarquía líbica", apareció Osorcón III, de la dinastía XXIII, para efectuar su control sobre el Alto Egipto y dividirlo efectivamente del Bajo Egipto. A causa, a comienzos de la década de 740 a. C., se produjeron escisiones masivas de diversos príncipes por todo el Egipto Medio y el delta del Nilo.
En esta situación penosa, tanto en el aspecto político, dada la división del reino, como estructural y social, aparecieron desde el sur, concretamente el reino Nubio de Napata, los kushitas se hicieron con el fragmentado Egipto.
Fuente principal: Historia del Egipto Faraónico. J. Padró Parcerisa. Alianza Editorial, 2019.
Comentarios
Publicar un comentario